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viernes, 30 de agosto de 2013

Caza de brujas.

Advertencia: Escribo estas reflexiones a pesar de que sé que son políticamente incorrectas. Sé, de antemano, que estas opiniones me traerán críticas mordaces, que se me encasillará en lo que no soy, que se me expulsará de muchos círculos. Tal es la tendencia en este país. O estás conmigo, o estás contra mí. Seguimos con las dos Españas del maestro Machado. Sólo pido una cosa: seguramente yo esté equivocado en muchas de las opiniones que expreso, pero, como dijo Jaques Deval “El hecho de que tu enemigo esté equivocado no significa forzosamente que tú tengas razón”. Piensen en ello cuando se preparen para rebatirme.
Hace unos días, en no sé qué periódico, veía un anuncio de loterías que no entendí muy bien, pero que estoy seguro no me incitó al acoso sexual ni a frivolizar sobre la violencia contra las mujeres y, creo que, tampoco ha incitado a mi mujer a comportamientos de sumisión”.
Sin embargo, ayer leo que dicho anuncio, que tampoco me provocaba ganas de comprar lotería, ha sido retirado a petición de la Fundación Mujeres por ¡sexismo!
  
Anuncio televisivo de Loterías retirado por denuncia de contenido sexista http://www.20minutos.es/noticia/1904503/0/publicidad/polemica/sorteo-loterias/

 Y yo me pregunto si había un solo hombre que había interpretado subconscientemente el slogan del anuncio con connotaciones sexuales. ¿Tan retorcidos creen estas personas que son los hombres?, ¿Y si ese 1 se lee como “una”, en lugar de “uno”?
Por otro lado me parece hipócrita una postura  que alude a la igualdad y trata de forma desigual (basándose en la discriminación positiva) la interpretación de los mensajes. Me explico: ¿Se ha denunciado alguna vez un anuncio donde se trate al hombre como objeto de deseo o se le presente como estúpido? Como las meigas, haberlos haylos. Por ejemplo, ¿recuerdan Uds. un anuncio de electrodomésticos en el que el hombre no era capaz de encender un electrodoméstico y los hijos y la mujer (ejecutiva que llegaba de su trabajo) pulsaban un botón y miraba al marido con expresión de “Anda, tonto, ves que fácil”?, ¿Se imagina si un hombre en el trabajo bromeara con eso de “los hombres somos capaces de hacer dos cosas a la vez”?, ¿Recuerdan el anuncio protagonizado por Carmen Maura de colchones flex en el que aparecía rodeada de hombres semidesnudos (objetos de deseo)? Y ahora, se imaginan estos anuncios pero al revés.

Anuncio televisivo de colchones FLEX en el que la actriz aparece rodeada de modelos masculinos con el torso desnudo que reflejan el objeto de placer de la protagonista. http://www.youtube.com/watch?v=AaOywEFE7ds

Pondré otro ejemplo: Electrodomésticos SIEMENS. En el anuncio el marido comete un fallo y encoge una prenda de vestir de la mujer, ella llama por teléfono y solicita “quiero cambiar” a continuación aparece un comando que… se lleva al marido y lo cambia por otro.
Pues nadie se ofendió, ni nadie denunció la publicidad de feminista o denigrante para la figura masculina. No se retiró el anuncio, nadie se rompió las vestiduras.



Anuncio televisivo de SIEMENS en el que se cambia al marido por no saber usar la lavadora. (http://www.youtube.com/watch?v=F_9abjYcOIU)







A nivel local, la caseta de la feria del PSOE retira un anuncio en el que aparecía Miriam Sánchez (más conocida como Lucía Lapiedra, exactriz porno) desnuda (en una pose en la que no se le veía “nada”) con la frase “Miriam Sánchez. Consigue tu foto con ella”. No se hablaba de servicios sexuales, ni se enseñaba nada que no se pueda ver en una revista o película en horario nocturno. Pero varias asociaciones de mujeres han denunciado la publicidad como sexista (http://www.larazon.es/detalle_normal/noticias/3435901/sociedad/un-gancho-sexista-para-la-caseta-del-psoe-en-m#.UiBhHTb0E7c). Y el PSOE se ha sumado (lo políticamente correcto) a tal calificativo, alejándose de la decisión de marketing del empresario. ¿Se imaginan que en la transición un partido de derechas hubiese secuestrado la portada del Papus porque apareciera una mujer desnuda anunciado que dentro (de la revista) se encontraba un poster?, ¿nos echamos las manos a la cabeza por que las mujeres musulmanas llevan un burka, pero censuramos un anuncio de este tipo?, ¿se censuraría de sexista si la foto fuese de un boy con el torso desnudo o de un triunfito o de un granhermano?


         
Anuncios del espectáculo de la gogó Lucía Lapiedra  y del boy Noel en una caseta de la feria de Melilla.






Se trata de una caza de brujas. De ver donde quizás no haya. ¿Por qué si a una mujer se le halaga diciendo que es inteligente lo acepta como un cumplido y si se le dice que tiene un cuerpo precioso, lo ve como un insulto?, ¿se imaginan que a un joven “tableta-de-chocolate” unas quinceañeras (y treintañeras) le gritan “macizo”, “tío bueno”, este se ofendiera?







¿Cómo debe ser el anuncio de una gogó para que no sea machista?, ¿Por qué si en un anuncio aparece un hombre haciendo el papel de tonto o con un físico negativo (p.e. gafas culo de botella, barriga saliéndose por la camiseta) se califica de gracioso y si sale una mujer en ropa interior se tilda de ofensivo?

Con estos actos, el verdadero feminismo, la verdadera causa de la mujer, pierde argumentos al convertirse en un movimiento tan extremo y sinsentido como el machismo, con el agravante de escudarse en una falsa “causa por la igualdad”.
P.D.: Mientras escribo estas letras, el empresario melillense ha publicitado en el mismo medio (Melilla Hoy) un anuncio similar al censurado. En esta ocasión aparece un boy con el torso desnudo. A la imagen lo acompaña el nombre del modelo y la frase “consigue tu foto”. ¿Se denunciará por sexista este caso?


miércoles, 28 de agosto de 2013

Gestión e intervención psicológica en emergencias y catástrofes

Un libro basado en la práctica profesional nunca puede darse por acabado. Eso es lo que ocurre con este manual que comenzó siendo unos breves apuntes allá por 1997 y ha pasado por varias ampliaciones. Finalmente, eran tantos los temas, experiencias y contenidos nuevos que se hizo necesario reorganizarlo y crear una nueva obra.
El autor presente que todo profesional que forma parte de los distintos equipos humanos que intervienen en el campo de las emergencias / catástrofes (Incidentes con Múltiples Víctimas) encuentren en esta obra unas recomendaciones que guíen y faciliten su labor.
La organización del manual es, en lo posible, temporal, comenzando por aspectos para aplicar antes de que ocurran las emergencias, pasando a las actuaciones necesarias o posibles justo después de ocurrido el evento y finalizando con funciones a realizar a largo plazo. La obra no se limita a la intervención individual, sino que abarca los aspectos relacionados con la gestión y la organización de los equipos y organizaciones intervinientes conteniendo un apartado especial sobre el apoyo psicológico a los propios intervinientes.


Se tratan temas como la comunicación durante el rescate, el apoyo a familiares supervivientes, la actuación frente a posibles suicidios, la gestión de la comunicación a la población, la evacuación de lugares públicos, los trastornos psicológicos que suelen vincularse a la experiencia traumática... Todo desde una perspectiva práctica, sin usar más contenido que el preciso y salpicando de noticias aparecidas en prensa y experiencias propias que ilustran  y justifican las recomendaciones propuestas.
SI HABÉIS LEÍDO EL LIBRO, ME GUSTARÍA QUE ME COMENTASEIS QUÉ OS HA PARECIDO Y EN QUÉ PUEDE MEJORAR O SI LE FALTA ALGO. GRACIAS.

martes, 27 de agosto de 2013

Estimado hijo: la herencia que te dejo

HERENCIA
Estimado hijo:
Con las letras que siguen voy a intentar aclararte algunos porqués que sueles hacerte sobre las exigencias y las negativas que te hago en nuestro día a día.
Los padres vivimos con el miedo de que nuestros hijos no lleguen a ser lo que nosotros quisimos ser. Intentamos vivir en nuestros hijos nuestros sueños, nuestras ocasiones perdidas. Por ello, casi siempre, elaboramos una hoja de ruta que nos de seguridad.
Quizás lo primero que debo decirte es que todos nuestros motivos de discusión se deben a la “herencia” que quiero dejarte y que, a su vez, a mi me dejaron mis padres.
Para empezar te daré unos consejos que yo intento aplicar a mi vida y que creo son la mejor herencia, el mejor capital, que puedo dejarte. En cierta ocasión leí que no debíamos preocuparnos tanto por el mundo que dejábamos a nuestros hijos, sino por los hijos que dejábamos a este mundo[1].
Si en algo me gustaría que me hicieras caso en que seas fiel a tus valores, sean cuales sean.  Tener ideales es fácil, vivir conforme a ellos es lo difícil. Si logras acercarte a esta máxima tu vida habrá valido la pena, aunque, como le ocurrió a Voltaire, estará llena de problemas.
Te he dicho, para empezar, que la herencia que te dejo es la que me dejaron a mí mis padres. Te explicaré en que consistió ésta que, como sabes, no se basó en lo pecuniario. Lo primero fue el ejemplo. Mi madre siempre estuvo junto a la cabecera de la cama cuando estábamos enfermos, sin desfallecer, sin quejarse, en silencio. Mi padre nunca rechazó un trabajo y nunca aceptó nada que no se hubiese ganado con su sudor. No he conocido a nadie más honrado. Nunca abandonó un problema encontrando al final la solución, una solución creativa, casi mágica. Así que echa en la cesta de la herencia este primer bien: el ejemplo de sacrificio, honradez y valentía.
Las siguientes “propiedades” que te dejo son para que seas feliz y me las proporcionó un tal Confucio, que vivió en China hace muchos años. Te resumiré estos trucos para ser feliz acuñando algunas de sus máximas:
Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida”.
“Solo puede ser feliz el que sepa ser feliz con todo.”
Exígete mucho a ti mismo y espera poco de los demás. Así te ahorrarás disgustos”.
Aprende a reirte de tí mismo, oféndete con menos cosas y ofende menos.

Sé positivo, intenta agradar la vida a los que te rodean, quiere para ti lo que no quieran los demás… y siéntete orgulloso por ser tan fuerte. Que cuando llegue la hora de irte de este mundo no te avergüences de nada de lo que hayas hecho o de lo que no hayas llegado a hacer.
Y esto último me lleva a otra parte de mi herencia: VIVE, vive todo lo que puedas sin llegar a hacer el mal a otros o a ti mismo. No busques soluciones fáciles. VIVE. Llena tu vida de experiencias y sabiduría. Viaja, aprende, escucha… No seas un libro lleno de hojas en blanco, carente de valor para ti y para los demás. VIVE, a pesar de que ello pueda conllevar sufrimiento, es parte de la vida. Vive, conoce otra gentes, otras culturas, aprende de ellas lo que tienen de bueno. Vive, aprovecha el tiempo. La vida es un pasillo que sólo se recorre en una dirección de manera que si no abres una puerta y miras el interior de la habitación cuando pasas junto a ella, ya no podrás hacerlo después… y el recorrido cada vez es a mayor velocidad. Vive y acepta, como dijo Jack Higgings que “con frecuencia no somos nosotros quienes vivimos la vida. La vida nos vive a nosotros. Ya lo aprenderás cuando seas más viejo”. Me habrás escuchado decir muchas veces desde el accidente que” no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy, no porque lo puedas hacer hoy, sino porque no sabes si podrás hacerlo mañana”. Si hay un recurso agotable en nuestro mundo, ese es el tiempo. Por ello, debe ser lo que menos malgastemos.
Pero no te engañes, esto que acabo de decirte no debe ser una excusa para hacer lo que uno quiere cuando uno quiere. Todo lo que hagas debe tener un fin, el que tu elijas entre los que son honorables, un fin que te sirva para ser un hombre, para tener la excusa de haber vivido, para madurar, y no olvides que madurar no significa hacer las cosas cuando uno quiere, sino cuando uno debe.
Es hora de volver a tus abuelos, mis padres. Más importante que lo que me dieron es lo que no me dieron, lo que me “forzaron” a conseguir. Muchas veces me has oído contar las tardes, las jornadas interminables, trabajando con tu abuelo. Viendo como canturreaba mientras miraba una pieza de metal, madera, cemento o plástico para descubrir qué debía hacer y cómo solucionar los problemas que le planteaba el trabajo. No cambiaría por nada esas jornadas, ese aprendizaje (y eso que en su momento no veía el momento de salir del trabajo e irme con los amigos). Ni él ni tu abuela me regalaron nunca nada que no fuese intangible: respeto, cariño (a borbotones). Heredé ropa de segunda mano de mi hermano, utilicé prestado materiales de otros para mis estudios (dibujo técnico), tuve que ahorrar de lo que ganaba en los trabajos para comprar mi primera bicicleta (por cierto, de segunda mano) que luego vendí para comprar mi primer chandal. Nunca tuve un “aparato de música” hasta que comencé a dar clases particulares y sí, cuando a tu abuela le toco “un pico” en la lotería, me compré un coche de segunda mano (hasta entonces usaba el SIMCA de mi padre cuando él no lo usaba).
Mi madre me enseñó a no malgastar, mi padre a admirar el trabajo manual (nunca me verás discutir lo que intenta cobrarme un mecánico, fontanero o albañil, si es que no hago el trabajo yo mismo).
Creo que cada vez que uso el destornillador, reparo un electrodoméstico o construyo un mueble, estoy homenajeando a mi padre. Ese es el mayor tributo que puedo hacerle y sé que él se siente orgulloso de ello.
No tengas miedo a equivocarte, pero tampoco tengas vergüenza en reconocerlo, eso es un signo de madurez, de sabiduría. El que tiene miedo al fracaso, fracasa. El fracaso no es no alcanzar la meta, sino no haberse esforzado por llegar. Si lo has dado todo, no te importarán las críticas.
Esta carta podría rellenar libros y siempre me faltaría algo que querría decirte. Te dejo mi herencia, un amor que hasta que uno no tiene un hijo, no sabe que existe. Usa este amor como base, pero no te aproveches de él, ni te excuses en él. Úsalo aunque no lo comprendas ni llegues a apreciarlo, lo harás cuando te conviertas en padre. Guarda esta herencia, intangible, a buen recaudo. Es, aunque no  lo creas, el mayor bien que puedo ofrecerte y cuando no comprendas algunas de mis decisiones, piensa que se deben a mi herencia.




[1] Leopoldo Abadía.

viernes, 23 de agosto de 2013

Las ventanas rotas: lo que la psicología social puede aportar a la vida cotidiana


A estas alturas, apareciendo a diario en los noticiarios casos de corrupción y desfachatez cada vez mayores, llevamos algún tiempo preguntándonos cómo hemos llegado a tal punto de corrupción. La respuesta la hubiésemos conocido antes (y por tanto, también la solución) si entre nuestros políticos existiese un mínimo de formación en ciencias sociales como la sociología o la psicología.

En 1969, Phillip Zimbardo, profesor de la Universidad de Stanford, llevó a cabo un experimento que más tarde daría lugar a la "teoría de la ventana rota". El experimento consistió en abandonar dos coches idénticos, en dos barrios diferentes: Uno en el Bronx, (zona pobre y conflictiva de NY) y el otro en Palo Alto, (zona rica y tranquila de California). Los investigadores observaron que el automóvil abandonado en el Bronx comenzó a ser desvalijado en pocas horas. Robaron las llantas, el motor, los espejos, la radio, etc. Mientras, el coche abandonado en Palo Alto se mantuvo intacto. En un principio se atribuyó esta diferencia en las conductas a la pobreza. Sin embargo, Zimbardo continuó el experimento. Para ello se rompió el cristal de una de las ventanas del coche de Palo Alto. Al poco tiempo el coche sufrió de un vandalismo similar al del Bronx. La conclusión fue que la conducta delictiva no era efecto de la pobreza, sino de factores psicosociales: El abandono es interpretado como señal de deterioro, desinterés, relajamiento de las normas sociales y de permisividad.

Este experimento dio lugar a otros que confirmaron la idea. En especial el que llevaron a cabo Wilson y Kelling (que propusieron la "teoría de las ventanas rotas"). Estos autores utilizaron un edificio abandonado y rompieron una ventana. El resultado fue que se produjo una escalada de ventanas rotas en ese edificio (que hasta el momento no había sido objeto de vandalismo). La conclusión, una vez más, es que el descuido, la permisividad, la suciedad, el abandono propician el delito. SI SE ROMPE EL CRISTAL DE UNA VENTANA Y NO SE REPARA LO ANTES POSIBLE, PRONTO SE ROMPERAN EL RESTO DE VENTANAS.

Durante años, en España se han ido "rompiendo ventanas" sin que los responsables las arreglasen rápidamente dando la sensación de que "no pasaba nada", que "todo el mundo hacía lo mismo" (y si no lo hacía era porque no podía o era tonto). No sólo se "rompían ventanas", sino que se banalizaba el hecho de hacerlo. No ha sido infrecuente que aquellos sujetos que habían estafado, malversado o robado valiéndose de su posición, aparecieran en los platós de televisión, pero no para ser recriminados por sus acciones, sino tratados en tono jocoso o, incluso, como ejemplos a imitar, como referentes sociales (permitiéndose el lujo de cantar, contar sus delitos, escribir libros o ser contratados por grandes empresas). Esta actitud/respuesta supone otra contradicción con lo aprendido por las ciencias del comportamiento humano: el modelado o parendizaje vicario, es decir, que se copian aquellas conductas que se ven premiadas en otros.

Los americanos, mucho más pragmáticos que nosotros, aprovecharon lo aprendido con los experimentos citados y lo utilizaron en la década de los 80 para acabar con la inseguridad y la delincuencia de la que era objeto el Metro de NY. Para ello comenzaron combatiendo las acciones que suponían pequeñas violaciones de la ley (graffitis, ebriedad, impago del billete, suciedad...), es decir, "repararon las ventanas" y con ello dieron el mensaje de "tolerancia cero". Hoy en día el metro de NY es una zona segura. No se trata de convertirse en una sociedad judicializada, de "un gran hermano" o de coartar las libertades sociales; simplemente significa hacer cumplir las leyes. Si no, ¿para qué las creamos? Una ley que no se hace cumplir, es contraproducente ya que da la sensación de que las demás también pueden transgredirse.

Es cuestión de huir de demagogias, de no tener miedo de perder la imagen de benevolente, de compadreo y hacer aquello para lo que le pagan a cada uno: su responsabilidad que, al final, es lo que demanda la sociedad.

El sistema debe experimentar un cambio radical. Pero ello no sucederá por inercia, no podemos sentarnos a la puerta en espera de que ocurra, porque el sistema somos nosotros. No un peligroso "nosotros" anónimo, de masa, que acaba amparándose en ese anonimato para realizar actos de los que creen no son capaces, sino una suma de "yo" responsables y lógicos. Es necesario tomar medidas para establecer (que no reestablecer) un sistema de valores, sin que por ello se tache con adjetivos caducos. Los valores son la base de la norma social y los valores se aprenden e interiorizan (nos autorrefuerzan) por observación de los demás (del grupo de iguales y del de referencia).

Eludiendo a John F. Kennedy es el momento de preguntarse qué podemos hacer por nuestro país ("Ask not what your country can do for you; ask what you can do for your country"), es el momento que "repudiemos" a los estafadores, malversadores, que hagamos que se avergüencen de hacerlo y aplaudamos a aquellos que han sabido mostrar y mantenerse con una conducta de honradez y trabajo.

Es hora de volver a introducir la cultura del esfuerzo en una democracia que nunca debe perderse, en esa democracia que las figuras de la transición supieron ganar.

Algunos de los valores que más necesita esta sociedad se encuentran bajo un concepto indispensable, el de inteligencia moral que engloba la integridad, la responsabilidad, el interés por los demás y la tolerancia. El gobernante, el alto cargo, el ejecutivo que hace suyos estos valores actuará de forma intachable. Podrá equivocarse, pero no lo hará porque haya buscado su beneficio, sino el de los demás.

Esta organización que llamamos país (algunos nación, otros patria) precisa de técnicos con inteligencia moral, es decir, personas que sepan, quieran y puedan dar soluciones libres de réditos políticos y aceptadas por la procedencia más que por la eficacia.

Publicado en http://www.luzdemelilla.es/index.php/semanario-la-luz/opinion-luz-de-melilla/item/1749-juan-manuel-cventanas





sábado, 10 de agosto de 2013

ESOS JEFES QUE LO SABEN TODO

Cuando comienzo un  curso sobre intervención en catástrofes, siempre empiezo gastando una broma al alumnado: pregunto si entre ellos se encuentra el delegado del gobierno. Ante la incertidumbre causada, sigo preguntando por el consejero de seguridad ciudadana, el director general de protección civil… siempre obtengo la misma respuesta: “ni están, ni se les espera”.
Esto mismo me ha ocurrido con un curso reciente sobre “medidas para evitar los conatos de violencia en el ámbito sanitario”: ¿el director provincial del INGESA?, ¿el gerente del hospital?, ¿el jefe de servicio de urgencia? Idéntico resultado. El auditorio está formado por personal de base (parece ser que los demás cargos ya saben todo del tema).
Acabado estas preguntas comienzo el curso. En el trascurso del mismo vamos descubriendo que muchas de las medidas “realmente eficaces” para paliar esos conatos violentos requieren de la intervención/toma de decisiones de alguno de los personajes/puestos ausentes.
La formación , qué duda cabe, es necesaria, pero supone, en el mejor de los casos una prevención terciaria, una dotación de armamento cuando la guerra ya ha comenzado, la administración de medicamento cuando ya se hace evidente la enfermedad.
Todo ello supone de una gran inversión (económica-temporal) para unos resultados dudosos (dependerá de las habilidades del formador, del carácter práctico-aplicable del contenido, de la voluntad-motivación del alumno…).
Desde mi doble rol de consultor/formador me atrevo a proponer algunas medidas alternativas que deberían adoptarse para eliminar/disminuir esos actos de agresividad de los usuarios. Pero antes me permitirán describir una situación vivida recientemente (estoy seguro que muchos se sentirán identificados experimentando un dejá vu).
«Un familiar es ingresado por urgencias, dentro lleva media hora. Tú, prudente, esperas en la sala al uso (mientras otros familiares de otros enfermos permanecen en el hall donde un cartel advierte “NO permanecer en este lugar”.
¿Cómo estará mi familiar?- es la pregunta que te haces constantemente. Te acercas a recepción: hay 5 auxiliares/celador@s más un/a administrativ@, sentados, charlando. Apenas si se fijan en ti. Te mueves, toses, ¿seré invisible?. Sigues sin saber nada de tu familiar enfermo.
Se monta un revuelo en el interior, en ese momento se abre la puerta corredera. La gente se asoma: Parece ser que una enferma que esperaba a ser atendida se ha desmayado. La recogen del suelo otros enfermos.
No sabes si debes seguir esperando, si puedes irte a comer (son las 16 hs), si tu familiar será ingresado (en ese caso hay que organizar turnos de vela/acompañamiento en planta), si está en observación o si lo van a sacar en silla de ruedas y dejarlo en el citado hall con el impreso de alta en las manos.
Cada vez que se abre la puerta de acceso a los box los familiares hacen amago para entrar o echar una ojeada (por si encuentran a su enfermo en alguna camilla o caída en el suelo). Junto a la puerta, bajo el letrero de “NO obstruya el cierre de la puerta” un avispado coloca el pie con disimulo, así que la puerta hace intentos fallidos de cerrarse. El avispado presenta una sonrisa burlona de que-listo-soy.
Finalmente, un poco por tu estado interno y un poco por contagio del estado agitado de otros, te acercas al administrativo que no te mira parapetado tras el cristal que te obliga a agacharte para hablar por la rendija (o al micrófono) y empiezas a perder los papeles. Es aquí cuando lo aprendido en el curso podría ser útil (habilidades de comunicación).»
Pero rebobinemos: 5 minutos después de entrar en urgencias tu familiar un/a celador/a; auxiliar de clínica, ATS o médico o un personal ad hoc (v.g. psicólogo) sale a la sala de espera y, ya en ella, pregunta por los familiares del enfermo. Una vez identificados, los aparta hasta un lugar más privado, informa de lo que se va a hacer al enfermo.
De forma paralela el jefe del servicio prohíbe que 5 auxiliares/celador@s más un/a administrativ@ estén sentados/semitumbados en los sillones de la recepción a la vista de los usuarios mientras charlan alegremente.
Previamente, el gerente del hospital crea un “círculo de calidad” (como gerente conocerá esta y otras técnicas) para conocer propuestas  desde distintos niveles.

Y si todo esto no es suficiente, proponga un curso… al que asistan el gerente, el director, …