Invertiríamos más en la Tercera
Edad, exigiríamos políticas más “solidarias”, “más justas” con los mayores, con
los, porqué no llamarlos, “ancianos”.
Porque, si tenemos suerte, todos
llegaremos a esta etapa de la vida que ahora significa volver a penurias
económicas y servicios que muchas veces conllevan una carga de falta de respeto
y trato denigrante que no queremos para nosotros.
Si se me permite soñar, sueño con
unos presupuestos que permitan abandonar el sistema de residencias, casi
sinónimos de servicios sanitarios-hospitalarios, “cementerios de elefantes”, en
los que se “mantienen” a los residentes o se las trata como niños pequeños, se
le infantiliza, sin capacidad de decisión. Y eso en el mejor de los casos, pues
también nos podemos encontrar con personal nada cualificado que ni saben, ni
saben hacer, ni quieren saber, ni tienen la sensibilidad o capacidad humana de
empatizar o respetar.
Si se me permite seguir soñando,
sueño con una residencia que no lo parezca, que se confunda con un barrio de
mayores, con calles peatonales y en la que los bloques residenciales,
pseudohospitalarios, se cambien por apartamentos adaptados que permitan compatibilizar
toda la independencia posible (modificando en lo mínimo la vida anterior al
acogimiento) con medidas de seguridad y de asistencia sanitaria que permitan al
residente vivir sin sobresaltos y con el apoyo social que demanda.
Si se me permite soñar, ser egoísta,
quiero que se me trate como un adulto y no como a un “retro-niño” por el hecho
de dejar mi casa de alquiler y vivir en una residencia.
Sé que tarde o temprano no
recordaré, estaré desorientado e, incluso, ya me importará un bledo el resto
del mundo, pero hasta entonces quiero (y lo hago como la voz del que ya es
anciano) que me traten como una persona adulta, digna, capaz.
No nos engañemos podemos ponernos
prótesis mamarias, tratamientos de botox, proteínas, sesiones de gimnasio… pero
al final nos vencerá la edad y nos llenaremos de arrugas y artrosis, por no
citar la maldita demencia.
Así que seamos menos imbéciles y
más egoístas.